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miércoles, 22 de febrero de 2017

El destino del prisionero Simón Trinidad, visto por su abogado estadounidense

    

Por W.T. Whitney Jr.*

Traducido al Español por Liliany Obando**

Febrero 22 de 2017

Razones políticas impulsaron al presidente colombiano Alvaro Uribe para tramar la extradición del prisionero político Simón Trinidad a los Estados Unidos en diciembre 31, 2004. Allí, se habría pensado, serviría como una lección objetiva para los otros líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP).  Pero doce años más tarde, en noviembre 30, 2016, el Congreso colombiano ratificó un acuerdo de paz entre las  FARC-EP y el gobierno colombiano.  Sin embargo, Trinidad permanece en una prisión de máxima seguridad en Colorado, cumpliendo una condena de 60 años.

Durante el curso de los cuatro años de conversaciones  representantes de las FARC solicitaron repetidamente que a Trinidad se le permitiera unirse a su equipo de negociadores en La Habana.  Incluso en los últimos días de su mandato, después de que el conflicto había terminado, el president Obama negó el indulto a Simón Trinidad.

El Congreso colombiano  recientemente  preparó el camino para que miles de otros(as) combatientes prisioneros de las FARC y otros prisioneros (as) políticos sean amnistiados y liberados.  Simón Trinidad no será uno de ellos.

El abogado Mark Burton en Denver es del defensor en Estados Unidos de Trinidad.  Él respondió recientemente a las preguntas enviadas vía correo electrónico con respecto a la situación de su cliente.  La información de contexto que aparece abajo puede servir para introducir los comentarios de Burton.

El padre de Simón Trinidad, un abogado y hacendado, fue un Senador colombiano; su abuelo materno fue gobernador del departamento de Santander.  Trinidad mismo, trabajó para un banco agrario de propiedad del Estado, administró otro banco, y enseñó economía en una universidad.  Después de dejar Valledupar por un campamento rebelde en 1987 a la edad de 37 – ya viejo para ser un guerrillero principiante- él sería conocido como Simón Trinidad, no más como Ricardo Palmera, su nombre de nacimiento.  Para las FARC-EP, él fue un negociador, especalista en educación políca, asesor financiero, y representante en el extranjero.

La policía local con asistencia de la CIA  capturó a Trinidad en Quito, Ecuador en 2004.  Él había estado ahí para contactar al oficial de las Naciones Unidas para negociar la liberación de los prisioneros de las FARC. Después de su extradición a Colombia, autoridades estadounidenses lo transportaron a Washington. El gobierno de los Estados Unidos lo llevó a juicio cuatro veces entre 2006 y 2008.

Trinidad  anotó un empate en su primer juicio; los cargos de que él era un terrorista y traficante de drogas fueron descartados.  En un Segundo juicio él fue condenado alegando haber conspirado para el secuestro de tres contratistas de inteligencia de los Estados Unidos en 2003, después de que en un tiroteo de las FARC hubieran derribado su avión.  Trinidad recibió la maxima sentencia; 20 años por cada contratista secuestrado. Los fiscales fueron incapaces de condenarlo en su tercer y cuarto juicios con cargos de narcotráfico, que el gobierno finalmente abandonó.

Trinidad estaba muy lejos de la escena cuando el secuestro ocurrió.  Los fiscales no presentaron evidencia indicando su directa o indirecta participación.  En prisión, Trinidad ha vivido en confinamiento solitario por casi 12 años.  Los oficiales de prisión restringen severamente sus llamadas telefónicas, correspondencia y visitas de familiares o amigos.

Relato de Mark Burton:

El presidente Obama nunca indultó a Simón Trinidad.  ¿Qué perspectivas hay para su eventual liberación?

MB: Fue una gran decepción que el Presidente Obama no concediera clemencia a Simón Trinidad.  Las aguas no están muy claras ahora, pero los primeros comentarios de la administración Trump no dan mucha esperanza de que esta administración simpatice mucho con el Proceso de Paz colombiano.  Esto no significa, sin embargo, que no nos vamos a seguir organizando y  abogando  por la liberación de Simón.  Su encarcelamiento es muy injusto y su libertación de la mayor importancia.  El Proceso de Paz colombiano y la sociedad en su conjunto pueden únicamente ser fortalecidas con la presencia de Simón Trinidad en Colombia.  El movimiento por su liberación continuará con mayor vigor.

¿Qué deben hacer las personas u organizaciones en el camino de agitar su liberación?

MB:  En Facebook hay una página llamada “Apoye el Proceso de Paz Colombiano, Simón Trinidad Libre.”  Hay además el sitio web www.freericardopalmera.org.  En estos sitios de internet hay actualizaciones de la campaña para la liberación de Simón Trinidad y llamados a la acción; llamadas a la Casa Blanca, manifestaciones, etc.  Será incrementada la actividad debido a la intransigencia de las autoridades de los Estados Unidos, de manera que debemos seguir estos sitios web para una futura acción. Nosotros estamos planeando organizar giras  en el país para elevar el perfil de la campaña de Simón Trinidad, así que por favor vean los detalles.

Pienso que es importante que el caso de Simón Trinidad sea tomado por los grupos de paz y justicia, iglesias, salas sindicales, alrededor del país.  Los sitios de internet de arriba pueden ofrecer información y apoyo para cualquier organización que desee  realizar un evento, o simplemente recibir más información.

Creo que es de la mayor importancia que el caso de Simón Trinidad aparezca en la prensa y medios populares tanto como sea posible.  Es importante que su nombre sea conocido en todas partes, de manera que más y más personas entiendan la importancia de su caso.

¿Si él volviera a Colombia, sería enjuiciado y/o encarcelado?



MB:  Simón tiene más de 40 casos abiertos en Colombia.  Uno de sus más grandes deseos es estar en Colombia para enfrentar los cargos en su contra.  La mayoría de los casos alegan que Simón, como un miembro del Secretariado o el Estado Mayor, ordenó actos criminales para ser cometidos por otros.  Esos casos reclaman que Simón es el autor intelectual de muchos crímenes basados en su alta posición en las FARC-EP.  Estos casos son completamente absurdos en tanto Simón nunca ha sido miembro del Estado Mayor o el Secretariado y los cargos son falsos. Estos casos son lo que es llamado un montaje judicial en Español, o un frame up en ingles.

Todas las acusaciones hechas contra Simón están basadas en sus actividades reportadas como un miembro de las FARC-EP.  Él, por lo tanto calificaría para que sus casos sean revisados por la Jurisdicción Especial para la Paz.  Sus casos tendrían una clase de tratamiento especial bajo la nueva legislación de paz y él no debería permanecer en custodia cuando él sea devuelto a Colombia.

¿Por qué el presidente de los Estados Unidos no actúa enviándolo de vuelta a Colombia?

MB:   No estoy al tanto de los procesos de toma de decisiones del gobierno de los Estados Unidos.  Pero uno de los principales factores, imagino, es la resistencia del Departamento de Justicia para la liberación de Simón Trinidad.  Esta es la division de los Estados Unidos que lo ha perseguido. Ellos están a menudo muy fuertemente opuestos a la liberación de prisioneros políticos.  El Departamento de Justicia también reclama representar los intereses de las “víctimas” en este caso.  Es decir, los tres contratistas para el Pentágono.  Ellos estuvieron involucrados en el conflict ointerno de Colombia al grabar en video posiciones de las FARC en el campo y enviando estos videos a los militares de los Estados Unidos del Comando Sur.  Tampoco es claro de  cuáles  acciones tomó el gobierno colombiano para facilitar su liberación y si hubo alguna presión diplomática para solicitar su liberación.

¿Qué hizo o no el gobierno colombiano para empujar por su liberación?

MB:  Ésta es realmente una pregunta importante.  No es claro que el gobierno colombiano haya hecho un fuerte empujón para la liberación de Simón, aún si formalmente lo solicitaron.  Para que Simón sea liberado bajo una concesión de clemencia, creo que el gobierno colombiano debe ser fuerte.  No hay indicación de que el gobierno colombiano actúa de manera fuerte aquí.  Algunos dicen que el gobierno colombiano no hizo nada.  Pero es posible que el gobierno hizo una petición, pero no la apoyó con una fuerte presión diplomática.

Círculos establecidos en Colombia parecen albergar una especial animosidad contra Simón Trinidad.  Hay historias de que él abandonó a su familia y tomó el dinero del banco donde él trabajaba.  ¿Tales acusaciones envenenan la atmósfera en su contra?

MB:  Es mi creencia personal de que hay alguna especial animosidad hacia Simón en ciertos sectores de la sociedad colombiana debido a la cuestión de la clase social.  No he visto ninguna evidencia de que Simón Trinidad  desvió ningún fondo de su banco a las FARC y no creo que los círculos gobernantes colombianos estén molestos por las acusaciones de robo de dinero.  Creo que esta hostilidad está basada en la clase.

Simón Trinidad vino de una prominente familia en Cesar.  Su padre fue un senador de la república.  Simón Trinidad fue a exclusivas escuelas y universidades en Bogotá.  Él llegó a ser el gerente de un banco en Valledupar, Cesar.  Se  consideraba que pertenecía a las clases altas en esa parte del país.  Él siempre tuvo, sin embargo, preocupaciones sociales.  Cuando el trabajó en un banco agrario y al tratar con el campesinado en el Cesar, el llegó a preocuparse por la situación de los pobres rurales.

Cuando Simón Trinidad se unió a una organización clandestina revolucionaria él fue considerado como traidor a la clase.  Creo que ciertos sectores de la sociedad colombiana estuvieron enfurecidos por el hecho de que alguien de las clases altas realmente se rebelara contra las reglas de la oligarquía en Colombia.  Esto puede explicar la especial hostilidad, y mal tratamiento que él ha recibido de ciertos sectores del establecimiento colombiano.

¿Cómo está siendo tratado Trinidad en prisión? ¿Qué contactos tiene con el mundo exterior?

MB:  Simón estuvo en absoluto confinamiento solitario por 13 años – con muy poco contacto humano.  Sólo recientemente le ha sido permitido tener alguna interacción limitada con otros pocos prisioneros y esta es una mejora.  Sin embargo, él aún no puede tener contacto con nadie externo a la prisión distinto  a su familia inmediata y su defensor. Le están permitidas cuatro llamadas de 15 minutos cada mes con su familia y eso es todo.  Sus condiciones son aún muy restrictivas y crueles.  Su defensor y los miembros de su familia que tienen contacto con él,tienen que firmar algo llamado SAM (sigla en ingles), o Medida Administrativa Especial, prometiendo no enviar o recibir ningún mensaje de Simón Trinidad para una tercera parte.  Él está efectivamente aislado del mundo exterior.

¿Cuál es su impresión de Simón Trinidad como persona?

MB:  Admiro mucho a Simón Trinidad.  La primera vez que fui a reunirme con él en la prisión esperaba reunirme con alguien que estaba desmoralizado por su sufrimiento debido a estar encarcelado por años en confinamiento solitario.  Simón Trinidad es todo menos un derrotado o desmoralizado.  Cuando lo ví la primera vez, él estaba lde pie en la pequeña sala donde me reuní con él, tenía una gran sonrisa en su rostro y me saludó muy cordialmente y tuvimos una maravillosa conversación.  Simón Trinidad es realmente el “Hombre de Hierro”, el nombre dado por su famoso biógrafo [Jorge Enrique Botero], dado que él no permitirá que las condiciones en las que vive lo derroten o a sus ideales.

Él es una persona extremadamente inteligente y analítica, y puede diseccionar un problema con la precision de una navaja.  Simón Trinidad es una persona muy estudiosa que trata de leer tanto como puede –dadas sus condiciones- y conoce de los actuales eventos en Colombia y el mundo.  Él también tiene un muy buen sentido del humor y gusta de una buena broma.  Una de sus más admirables cualidades es que es muy compasivo. Simón tiene un sentido de compasión por la gente pobre y trabajadora, y también por la gente que él conoce.

¿Qué está ahora en pie en la vía de implementación del acuerdo de paz?

MB: El principal problema de interferencia con la implementación del proceso de paz es la inacción del gobierno colombiano.  Lo más inquietante es la reticencia del gobierno colombiano para actuar contra el paramilitarismo.  Los asesinatos de líderes (as) sociales continúan sin una fuerte reacción del gobierno.  A fin de tener paz, la oposición debe tener garantías para su seguridad y el gobierno colombiano debe seguir adelante en su promesa de combatir al paramilitarismo.

También parece que hay resistencia de sectores dentro del gobierno para implementar el proceso de paz.  Por ejemplo, muy poco del tribunal de la jurisdicción especial para la paz está en marcha.  Parece que hay algún sabotaje, o al menos mucha inercia del gobierno para seguir adelante en los compromisos del acuerdo de paz.

¿Qué sucederá con los prisioneros (as) politicos en Colombia siguiendo el proceso de paz?

MB:  Los (as) prisioneros politicos deben ser liberados y permitirles participar en la Jurisdicción Especial de Paz.  A los (as) prisioneros acusados únicamente de delitos políticos se les debe garantizar la amnistía.  Aquellos (as) otros acusados de crímenes internacionales (como los reconocidos por la Corte Penal Internacional) se someterán a la Jurisdicción Especial para la Paz.  Este proceso es de la mayor importancia para el acuerdo de paz.

___________

* Tom A. Whitney Jr., es  un pediatra retirado y periodista politico residente en Maine. Miembro de la Red Internacional de Solidaridad con los (as) prisioneros políticos colombianos – INSPP.

** Liliany Obando es socióloga, defensora de derechos humanos.  Miembro de la Red Internacional de Solidaridad con los (as) prisioneros políticos colombianos – INSPP.

Fuente:  Artículo publicado en inglés en:  http://www.counterpunch.org/2017/02/17/the-fate-of-prisoner-simon-trinidad-as-seen-by-his-u-s-lawyer/

jueves, 9 de febrero de 2017

Carta Abierta de los Presos Políticos de las FARC-EP al Camarada Simón Trinidad Prisionero en cárceles del Imperio Yankee.

No sabemos si nuestra condición nos permite una sensibilidad diferente a la que puedan tener muchos y muchas otras que sintieron dolor, tristeza, rabia e indignación ante la negativa de indulto por parte del gobierno de Obama, que decidió mantener el colmillo rabioso del imperio hundido en la impenetrable carne de la rebeldía y de la dignidad que lo caracterizan, Camarada Simón. Pero si sabemos que desde nuestras celdas y calabozos tenemos una experiencia mas cercana a la suya para sentir en carne propia el dolor que usted siente en su celda subterránea.
Nosotros también hemos padecido de la opresión en los estrechos límites de una celda sin derecho a hora de sol, donde la carne se reblandece y deteriora pálida y amoratada. Pero sabemos que las largas horas o los días o las semanas de nuestros castigos y aislamientos en las jaulas de las cárceles de alta seguridad, o en los rastrillos y perreras malolientes de las viejas penitenciarias por las que ha rodado nuestra maltrecha humanidad, se asemejan lejanamente a los años bajo tierra que solo una templanza de hierro como la suya puede soportar.
Nuestra fortaleza de ánimo para no sucumbir ante la aturdidora soledad, la aplastante monotonía y la destructiva impotencia del encierro son apenas un pequeño simulacro ante los años soportados sin posibilidad de hablar con otros presos, sin visita, sin abogado, sin radio ni libros que lo han llevado a usted a habitar sus días con el abundante paisaje de sus recuerdos, de sus pensamientos y de su propio intelecto. Con seguridad ninguno de nosotros ha debido hacer despliegue de semejante vida interna como lo ha hecho usted.
Nosotros hemos probado la amarga hiel de la humillación de los carceleros, el acido desprecio del sistema carcelario y el agrio menosprecio de los guardianes; sabemos del odio que muchas veces amenaza con contaminar el alma siempre presta para el amor y la solidaridad de los revolucionarios, que debemos mascuyar eternamente las ansias del desquite sin que un poco de saliva de resignación -jamas nos resignamos-, nos permita tragar el asqueroso bocado. Plato servido para usted como cadena perpetua y guisado con el sazón xenófobo del idioma y la cultura despóticos del imperio.
Aún desde la precaria similitud de nuestra experiencia nos es posible saber, que solo desde el encierro se comprende el padecimiento que minuto a minuto marca el péndulo de la intemporalidad sobre una mente que resiste altiva y libre, no por ello ajena al dolor; no por fuerte inmune a la desolación; no por digna, menos arremolinada en la causticidad de las lágrimas.
Después de ver caer nuestras y nuestros camaradas en las plazas públicas durante los lustros del exterminio y del genocidio, y luego de ver caer nuestras y nuestros camaradas junto a nosotros en las trincheras de las líneas de fuego, al fragor del combate, sabemos lo que es soportar el dolor de la muerte de nuestros seres queridos en la brutal impotencia a que nos reduce la Prisión. Pero usted sigue resistiendo en las extremas condiciones de encierro en el destierro.
No queremos entonces Simón, escribir una nota como un saludo a la bandera o como quien agita su mano en un gesto lastimero de despedida o como quien echa una patética bendición, como una extremaunción. Desde nuestras celdas, quizás mas llevaderas por el solo hecho de estar en el propio suelo de esta patria por la que usted y nosotros lo sacrificamos todo, escribimos esta nota como quien eleva el puño desafiante, en señal de lucha y de combate, de resistencia y dignidad, pues este, su pueblo, sigue irrenunciablemente el sendero de nuestros héroes y mártires, sendero que usted transita y del cual el azimut sigue siendo la victoria.
Nosotros, que al igual que usted, después de empuñar las armas insurgentes del Ejército del Pueblo, hemos debido soportar el golpe aleve y la patada de un simple y pusilánime cancerbero, y que sabemos devolver el golpe profundo y altivo de un una mirada de fuego, el grito de dolor y rabía ahogado entre los dientes apretados y los labios resecos y tensos que no dejan escapar el ansiado trofeo de la súplica que espera infructuosamente el mísero perro. Nosotros Simón, nosotros le escribimos para decirle que la injusta prolongación de su terrible encierro no puede ser signo de debilidad ni derrota, sino símbolo de una insurgencia que aun amedrenta al envanecido y prepotente imperio, y que ello debe ser ante todo un llamamiento a la rebeldía, a la lucha sin cuartel, a seguir insurgiendo y a seguir construyendo el levantamiento del pueblo hasta el triunfo insurreccional, sin importar la vía que en este momento histórico nos es dado transitar.
Aún en la legalidad y la paz, nuestra vocación rebelde debe brillar y enceguecer los ojos grisáceos del viejo y decadente imperio, debe saber que la rebeldía y la dignidad de los pueblos siempre es joven y que usted Simón, encarna el corazón rebelde y digno de Colombia y Latinoamérica. Corazón que late poderoso y aturdidor en las entrañas de su suelo, de suelo Yankee, donde también un pueblo espera el influjo revolucionario que lo conduzca a alzarse y liberarse de su oprobioso sistema, de su repugnante gobierno.
Los EE-UU financiaron y auspiciaron la guerra en Colombia por mas de 52 años, se sentaron en la mesa de diálogos y con demagógica alardearon de su apoyo al proceso de paz pero lo mantienen preso, mas cuando saben que es inocente. Santos, no menos demagógico y ruin ni siquiera pidió su liberación al imperio traicionando la confianza en el proceso de paz, ya que había un compromiso previo con las FARC-EP de solicitar su libertad.
Así que la lucha por su libertad, para nosotros, desde estas cárceles, de las que aun no nos suelta el mezquino y fariceo Estado, que se muestra soberbio con los rebeldes presos en proceso de reincorporación, pero se postró genuflexo y dócil ante el Yankee para extraditarlo a usted, y se mostró temeroso y cobarde para pedir formalmente su indulto; para nosotros, decimos pues, la lucha por su libertad será en adelante una bandera de resistencia antiimperialista, de lucha por la soberanía y la auto determinación de los pueblos, de liberación nacional e integración latinoamericana, de solidaridad internacionalista, en fin, de la mayor significación y firmeza revolucionaria.
Lanzamos a los pueblos del mundo en pie de lucha, a los pueblos rebeldes del sur global, a los pueblos indoblegables de Nuestra América y al pueblo insurgente de la naciente Nueva Colombia, un llamado a la Solidaridad y a la creación de Comités Permanentes de Solidaridad por la Libertad de Simón Trinidad. Estrategia que vaya de la mano de la exigencia de liberación de Sonia e Ivan Vargas presos en las mismas mazmorras del norte y de todos nuestros prisioneros en las demás cárceles del mundo.
Otras prisiones han parecido también impenetrables, otros prisioneros han parecido imposible de liberar, pero la solidaridad cuando ha sido tenaz ha roto el hormigón y el hierro de las cárceles para arrebatar a los ruiseñores de la libertad, y uno de esos ruiseñores es nuestro Simón Trinidad.
Arrebatarle al imperio a Simón Trinidad debe ser una tarea de todas y todos los que luchan y resisten por un mundo alternativo en paz con justicia social.
Camarada Simón, la paz de Colombia jamás será completa sin su libertad y su libertad, ahora, más que nunca, debe ser una tarea de la revolución. Un abrazo que trascienda los muros de la ignominia que jamás nos contendrán.
Atentamente,
Presos Políticos de Guerra de las FARC-EP. Cárceles de Colombia.

¿Y Qué Pasa Con La Amnistía Y El Indulto Acordados?

Análisis
Tomado de FARC-EP
Por Gabriel Ángel
Realmente asusta y genera muchísima desconfianza el laberinto burocrático que se abre ante la implementación del Acuerdo Definitivo, que con tanta alegría celebró el país tras las complicadas conversaciones que se dieron en La Habana entre el gobierno nacional y las FARC-EP. Ya nos hemos referido a lo relacionado con las zonas veredales transitorias de normalización, incumplimiento que el tartamudeo y las mentiras de los altos funcionarios no logra ocultar.
Pensando de buena fe y en gracia de discusión, admitamos que se trata efectivamente de eso, de la realidad oprobiosa de un Estado que tras sellar los más serios compromisos resulta incapaz de llevarlos a la práctica de modo eficiente por cuenta de las trabas e incompetencias de sus agentes. Frente a semejante evidencia no queda otro recurso que dar la batalla por su agilización efectiva. Más cuando madres gestantes, niños de brazos y enfermos graves lo requieren con urgencia.
Algo habrá que hacer y ya, para que el más anhelado sueño de los colombianos de buena voluntad, la paz y la tranquilidad, no se convierta en letra muerta en los pasillos de las oficinas públicas. Para eso se requerirá de una gran movilización nacional. Que los amantes de un país mejor salgan a las calles, protesten, reclamen, exijan que los derechos alcanzados en la Mesa de Conversaciones dejen de ser promesas, se conviertan en hechos, en realidades tangibles.
Es que hay  otro asunto, con las mismas o mayores implicaciones, en el que ya se pone de manifiesto nuevamente la desidia, la negligencia, la trama de las ataduras burocráticas que casi imposibilita el desarrollo normal de lo acordado. Poco se habla al respecto pero no queda la menor duda de que si no se le pone mano rápidamente, terminará por convertirse en una auténtica bomba social. Se trata de la amnistía y el indulto reconocidos en los acuerdos.
Y que cuentan además con su vinculación jurídica como leyes de la República que deben ser cumplidas  de modo inmediato, más tratándose del derecho fundamental a la libertad física tan reconocido y protegido por las constituciones liberales. Por un lado, el Acuerdo Definitivo recogió el artículo 6.5 del Protocolo II de los Convenios de Ginebra, del cual Colombia es Estado parte y que consagra de modo inapelable lo siguiente:
“A la cesación de hostilidades, las autoridades en el poder procurarán conceder la amnistía más amplia posible a las personas que hayan tomado parte en el conflicto armado o que se encuentren privadas de la libertad, internadas o detenidas por motivos relacionados con el conflicto armado”. Además, en el Acuerdo Definitivo se determinó que sería aplicable a las FARC el proceso de indultos regulados por la ley 419 de 1997. El punto 4 del protocolo sobre dejación de armas dice:
“Las personas privadas de la libertad por pertenecer a las FARC-EP, que tengan condenas o procesos por delitos indultables según las normas en vigor a la fecha del inicio de la dejación de armas, serán objeto del indulto previsto en la ley 418 de 1997 y sus posteriores reformas, exclusivamente para las conductas que las leyes permiten indultar. El indulto se otorgará con efectos desde el momento en que se inicie el proceso de dejación de armas”.
Para aclarar cualquier duda al respecto, el pasado 30 de diciembre entró en vigor la ley 1820 por medio de la cual se regularon las disposiciones en materia de indulto, amnistía y otros procedimientos penales especiales, que establece una serie de posibilidades de excarcelaciones por un lado, la amnistía de iure para unos delitos políticos  y un listado más amplio de los conexos contemplados en los artículos 15 y 16 de dicha ley.
Con relación a las solicitudes de indulto con fundamento en la aplicación de la mencionada ley 418, que por cierto es bastante estrecha en cuanto a las conductas punibles que podrían beneficiarse del mismo, hay que decir que el 6 de diciembre se entregó el listado de posibles beneficiarios, del cual hacen parte 432 guerrilleros presos. De inmediato sobrevino la depuración de la misma por la oficina jurídica del alto comisionado, alegando diversas razones. 
Según las cifras del Alto Comisionado se han hecho efectivos 106 de los indultos, de los cuales 96 pertenecen a nuestras listas, mientras los otros diez fueron personas que no estaban privadas de la libertad en establecimiento carcelario. El plazo legal para el procedimiento es de tres meses a partir de la solicitud, la cual inicia su carrera de firmas de una a otra oficina en las que se aplica uno y otro filtro. La agilidad oficial es tanta como la mayor exclusión posible de nombres.
No está de más mencionar que hay prisioneros notificados ya por el ministerio de justicia acerca de su indulto, pero este no se ha hecho efectivo pues permanecen a la espera de que los jueces emitan su orden de libertad, buscando presionar de algún modo al ministerio de justicia para que agilice el procedimiento. Como en los préstamos usurarios, la cuestión resulta ser gota a gota. Pero bueno, digamos que esto pasa por el estrecho criterio que la ley tiene para el indulto.
Lo verdaderamente preocupante es lo que se atisba con relación a la ley 1820 expedida el 30 de diciembre. Ya se han diligenciado y radicado cerca de 600 solicitudes en la fiscalía o ante los jueces de ejecución de penas según el caso. Sólo unas cuantas han sido contestadas hasta hoy, con fundamento en los términos legales. Lo que alarma es el desconocimiento total de la ley por parte de los operadores judiciales. 
Se oyen toda clase de argumentos. Algunos aseguran que como no existe aún la Jurisdicción Especial para la Paz, no se pueden aplicar las medidas contempladas. Otros han respondido formalmente que no son competentes para conocer de esas solicitudes y que hay que dirigirse es al ministerio de justicia. Otros manifiestan que se requiere un pronunciamiento del gobierno nacional en los que se tracen directivas frente a ese particular.
Así que pese a la ley, va a tocar apelar a los procedimientos de Habeas Corpus y acciones de tutela. También sucede que el procedimiento legal establece la emisión previa de una serie de actas que deben ser suscritas ante el secretario ejecutivo de la Jurisdicción Especial para la Paz, las cuales se entienden como un requisito para anexar a las solicitudes. La ausencia de estas actas genera negativas de los operadores judiciales pese a conocer del principio de favorabilidad penal.
Si se aplicaran diligentemente los principios orientadores que recoge la ley 1820, los funcionarios competentes deberían obrar con la mayor brevedad. Pero no ocurre así, por lo que cabe preguntarse cómo será la situación frente a los demás obstáculos que se prevén, como la inexistencia de los lugares adecuados para los liberados en las Zonas Veredales, la expedición del acto legislativo que crea la Jurisdicción Especial de Paz o la reconocida congestión de la justicia.
Para no hablar de la resistencia de numerosos fiscales y jueces formados académica y políticamente en la doctrina del derecho penal del enemigo. O la necesaria creación de un protocolo o mecanismo logístico y de acompañamiento para que los indultados y amnistiados comiencen a llegar a las ZVTN. O que se hagan efectivos los protocolos relacionados con los prisioneros menores. O las gestiones en la cancillería sobre prisioneros en el extranjero.
Como se ha demostrado reiteradamente, el gobierno se esfuerza por exigir a las FARC el cumplimiento cabal de todo lo que se refiera a ellas, pero muy poco hace por cumplir los acuerdos en lo que le corresponde a él. Ahora el afán es porque los guerrilleros en armas se ubiquen cuanto antes en las zonas, pese a su pésimo estado, al tiempo que se desentiende del mismo asunto cuando se trata de los guerrilleros en las cárceles. Estos pueden ser 1600. ¿Es justo eso?