La brigada Jurídica EDUARDO UMAÑA MENDOZA, se permite publicar este importante articulo de Laura Katalina Zamora Moncaleano.
mujer transexual.
Prisionera en el ERON PICOTA
.Reflexiones éticas desde prisión.
En la sociedad moderna ser ciudadan@ implica una serie de derechos y
deberes que nos hacen partícipes de un Estado Social de Derecho, que
debe proteger y garantizar que gocemos de nuestros derechos
fundamentales en educación, salud, trabajo y demás al proporcionar un
ambiente de respeto y tolerancia para poder vivir en un entorno que nos
permita como individuos disfrutar de nuestra libertad, sin vulnerar la
libertad de los otros.
Desgraciadamente hoy en día, encontramos
que en esta misma sociedad, por un lado, se lucha porque todos y todas
como ciudadan@s podamos gozar de nuestros derechos, pero por otro lado,
nuestros propios prejuicios culturales, morales y religiosos nos
impiden avanzar en éste propósito.
Siendo así, las personas
lgbti debemos sortear una serie de obstáculos que el Estado, la
sociedad y cada cuál como individuos nos imponemos para ocupar un lugar
en el mundo. Ser tratad@s con dignidad por parte de los entes del
Estado y que ellos cumplan con su misión de servir a la población, sea
cual sea su origen, culto, grupo étnico, ideología u orientación
sexual, debe ser una obligación, pero también es a nosotr@s a quienes
corresponde emprender la lucha y empoderamiento como sujetos ante el
Estado; que no solo nos configuremos como ciudadan@s cuando haya que
votar o decidir frente a un acontecimiento importante de nuestro país,
volviendo luego a ser el o la ciudadana pasiva que se somete a la
marginación y el olvido.
Si bien es cierto que la comunidad
lgbti ha emprendido grandes luchas y conquistado consecutivos logros,
aun no es suficiente, pues la mayoría de individuos esperamos que otr@s
conquisten para nosotr@s las reivindicaciones, sin que emprendamos una
participación individual que nos haga responsables de nuestras propias
necesidades personales. Pues cada integrante de la comunidad lgbti
tenemos nuestras particularidades.
Nos victimizamos creyendo que
mendigar un reconocimiento y la restitución de nuestros derechos es más
que suficiente, conformándonos así con las migajas que el Estado nos
quiera dar, lo cual es sencillamente una actitud parasitaria que nos
sume en la mediocridad, siendo esta la ocasión perfecta para que
quienes acaparan el poder hagan lo que a su parecer y a su circulo
social les parece "correcto" o "sensato". Este no es mas que el cíclico
dominio y sometimiento que a lo largo de la historia humana hemos
vivido.
Si bien es cierto que existen personalidades lgbti
notables públicamente, observamos que en su mayoría provienen de
círculos sociales herméticos con poder, y l@s otr@s poc@s que emergen
del común, terminan siendo absorbid@s olvidando su origen.
Esta es la destacada y caricaturesca cara de la doble moral presente en
la sociedad, que por un lado nos vende un mundo supuestamente nuestro,
basado en la libertad y la autonomía, pero cuyo trasfondo es más denso y
perverso, pues no somos más que sus marionetas manipuladas por la
preocupación aparente de los acaudalados gracias a la desdicha del
miserable.
Es cierto que todo ser humano es sujeto de derechos,
pero es a cada individuo particular a quién corresponde saber la
aplicabilidad de tales derechos y los mecanismos para hacerlos
efectivos. La comunidad latina nos hemos caracterizado por ser la
cultura colonizada y dominada, y aun nos cuesta exigir y apropiarnos de
lo que somos como individuos pues esto define la forma en que nos
enfrentamos a la sociedad, entorno y gobernantes.
Sabemos
entonces que vivimos dentro de un Estado que debe velar por nuestro
bienestar, pero ¿qué hago yo para acceder a esto? ¿espero a recibirlo
por obra y gracia divina o lucho por su conquista?, pues no debemos
seguir siendo idiotas útiles tomados y dejados a conveniencia de quienes
poseen el poder y lo usan para asegurar su comodidad y ensanchar sus
cuentas bancarias a costa de la precariedad y la ignorancia en la que
estamos sumidos.
Este es un vistazo panorámico de la sociedad en
general que nos sirve como referente para pensar en la situación
particular de la comunidad lgbti; ésta no sólo tiene que cargar con los
lastres atrás mencionados, sino que además debe llevar sobre sí los
prejuicios y estigmas, la falta de oportunidades educativas,
laborales, exclusión, marginamiento y discriminación. Monstruos que
debemos enfrentar y derrotar para construir una sociedad equitativa e
igualitaria.
Buscar culpables de nuestras dificultades no es la
solución, pues esta debe partir de nosotros mismos, siendo
autocritic@s, asumiendo la responsabilidad de luchar, teniendo
compromiso social, sensibilidad humana, voluntad de acción, decisión
de transformación, capacidad de organización y movilización buscando con
ello como remediar una realidad en la que muchas veces somos nuestr@s
propi@s victimari@s.
De acuerdo con lo anterior podemos concluir
que las implicaciones morales de ser un o una ciudadana lgbti, van más
allá del acceso a un registro civil y una cédula de ciudadanía si ello
no se acompaña del empoderamiento de nuestra condición singular y
luchamos por ella.
Laura Katalina Zamora Moncaleano.
mujer transexual.
ERON PICOTA. p. 14.
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